domingo, 16 de agosto de 2009

LOS MIEDOS ( Fuente: Diario EL PAIS)

TEMORES

La sociedad de los miedos

A la inseguridad pública, a envejecer, a quedar solo, a morir o a perder el empleo; hay de todo en la lista de temores de los uruguayos, algunos de los cuales no son sólo patrimonio nacional. El psiquiatra argentino Pacho O`Donnell analiza los miedos en su último libro, teorizando incluso sobre la conveniencia económica de alguno de ellos. "Del miedo a la vejez surgen las industrias de las cirugías, el fitness, los cosméticos", ilustra.

MAGDALENA HERRERA

El miedo puede ser un buen consejero dado que evita peligros, pero en algunas sociedades se implementa como "mecanismo de disciplinamiento", dice autor.

Existen miedos que saltan inmediatamente a la superficie y otros que se encuentran más escondidos en la psiquis de los uruguayos. Existen miedos que son inherentes a la condición humana, mientras que algunos se observan hoy, en las sociedades modernas, ligadas a la inseguridad ciudadana, el consumismo, el individualismo, entre otras características que las definen. Sólo un absoluto temerario señaló no tenerle miedo a nada entre más de un centenar de lectores de El País Digital que contaron sus más diversos temores en una encuesta que se colocó en el portal por apenas 24 horas.

Los miedos más recurrentes son a la inseguridad pública (25%), a la falta de empleo, dinero e incertidumbre del futuro económico (20%), a la vejez y la muerte (16%), a la enfermedad o muerte de seres queridos (15%), y a la pérdida del amor y la soledad (12%).

El 12% restante reveló los más variados temores propios: que se cayera un avión, llegar a la locura, miedo al jefe, al ser humano, a que se le prendiera fuego la casa y, como país politizado en el que se vive, no faltaron los uruguayos que dijeron temer que gane el "Cuqui" o que "el Pepe" llegue a la Presidencia. Jocosamente o no, un lector dijo sentir miedo al fantasma de Michael Jackson.

"Que le pase algo a mis hijos o nietos, siempre estoy con el corazón en la boca con tanta inseguridad. Ya han robado la casa de mis hijos tres veces", escribió Fermina Rosario, de 59 años y ama de casa, quien de alguna manera representa la mayor proporción de los uruguayos encuestados.

"Algunos temores están en la superficie, como el miedo a la inseguridad urbana o a la gripe A. En cambio otros son más solapados y eso no los hace menos importantes, como el miedo a la muerte, que es base de todos los demás", señala en entrevista con Domingo el reconocido psiquiatra y psicoanalista argentino Mario Pacho O`Donnell, autor de La Sociedad de los Miedos (Editorial Sudamericana).

El miedo y el amor son las emociones que han regido la historia de la humanidad, aclara el experto. "Cuando salimos de la nirvánica seguridad del vientre materno gritamos y lloramos de miedo, y sólo se calma con la experiencia del amor que recibimos junto con la leche materna".

REVOLUCIÓN POR DENTRO. El miedo no siempre es malo -aclara O`Donnell- pues suele ser un buen consejero que evita peligros, incluso en los cambios fisiológicos que experimenta un individuo.

"Es una preparación de nuestro cuerpo para el ataque o la defensa: se incrementa el metabolismo celular para un mayor gasto de energía, la presión arterial y la glucosa elevadas garantizan el combustible para los músculos y el cerebro. La coagulación sanguínea acelerada protege de hemorragias, la sangre deja de fluir hacia órganos innecesarios para la acción, como el aparato digestivo, y en cambio se concentra en los músculos mayores, sobre todo de las piernas, para el salto o la carrera. El corazón aumenta su frecuencia para facilitar la circulación de adrenalina, y las pupilas se dilatan para una visión más agudizada".

Más allá de que existen miedos "planetarios", como los llama el analista argentino, hay otros nuevos, posmodernos. "Por ejemplo, el miedo al futuro: hasta no hace mucho tiempo se confiaba en que el progreso de la ciencia iba a resolver muchos problemas. Nuestras vidas iban a tener más ocio, menos enfermedades, menos estrés, mayor longevidad. Hoy, en cambio, el futuro nos amenaza con el inminente terrorismo nuclear, las manipulaciones genéticas, el gobierno del narcotráfico, entre tantos otros".

Rosa es uruguaya, tiene 48 años y es médica. "Siempre mi mayor miedo es a las enfermedades y al sufrimiento propio como el de mis seres queridos, y el de todos en general", responde en la encuesta.

Diana, de 41 años y arquitecta, confiesa: "Siento una constante preocupación por lograr un equilibrio en lo económico, con culpa de no poder ahorrar de forma tal de prever el futuro, trato de pensar que lo mejor es disfrutar el hoy..."

"Llegar a viejo solo", reflexiona Martín, auxiliar veterinario.

Carolina, de La Blanqueada, con 22 años, simplemente dice: "Mi mayor miedo es no tener éxito en la vida".

El temor base, al que todos remiten -dice O`Donnell-, es a la muerte. "La certeza de la propia muerte es intolerable para el ser humano y se esfuerza por ignorarla, negarla".

En cuanto a diferencias entre hombres y mujeres, el psicoanalista indica que posiblemente "el miedo a la vejez, vivido equivocadamente como deterioro, sea más marcado en la mujer por cuanto el aspecto físico, la belleza, es un componente básico de la identidad social femenina. Pero en los últimos tiempos el consumismo ha hecho también presa de los hombres. La exaltación de la juventud en nuestra sociedad, porque tiene mayor capacidad de consumo que los ancianos, hace que las canas o las arrugas sean consideradas horribles estigmas a ser eliminados".

TEORÍA POLÉMICA. Pacho O`Donnell tiene su propia teoría al respecto, que levanta más de alguna polvareda. "La implementación de los miedos como mecanismo de disciplinamiento social es planetario. En algunos países serán más evidentes. En algunos, como sobre la inseguridad en Argentina, porque la población no confía en quienes deberían defenderla, Policía y Justicia. Hay miedos que son planetarios pero mi teoría es que la encubierta sociedad de consumo los utiliza y los exacerba como un mecanismo de disciplinamiento para hacer de nosotros consumidores y no personas. Además, sobre cada miedo se desarrollan rentables comercios. Por ejemplo, del miedo a la vejez surgen las industrias de las cirugías, el fitness, los cosméticos. Del miedo a la inseguridad, llegan los barrios cerrados, los seguros, los guardias privados, entre otros".

El psicoanalista argentino opina que las imposiciones sociales inciden en forma importante en los recelos de los seres humanos.

"Por ejemplo, el miedo a ser distinto, a no quedar afuera, a pensar, decir y actuar lo que se debe pensar, decir y actuar es una lamentable pérdida de contacto con el propio deseo que queda postergado por el deseo social que nos quiere compradores y no personas, privilegiando el tener que el ser. El distanciamiento del propio deseo y la sumisión al ajeno es el drama principal de la sociedad moderna. Tiene manifestaciones colectivas como la mediocridad y la "liquidez" (como lo llama Baumann), también piscopatológicas como la depresión y el ataque de pánico".

Existen opiniones contrarias. En el libro de O`Donnell, La sociedad de los miedos, el autor analiza los temores más arraigados también con entrevistas a destacados pensadores, intelectuales, escritores y personas de la cultura regional.

Con Marcos Aguinis, por ejemplo, conversó sobre el miedo a la muerte. "El consumo es parte fundamental de la vida, no de la muerte", señala Aguinis. "La biología ya implica consumo, porque no se vive sin incorporar alimentos. Los humanos hemos construido un universo infinito, en clara competencia con el Creador. Inventamos sin cesar y lo seguimos haciendo hasta el final de los tiempos. Aunque nos fastidien las costumbres frívolas y el gasto ridículo, el consumo es fuente de trabajo, imaginación y felicidad. No son categorías equivalentes sobrevivir en una caverna prehistórica que en una ciudad moderna. El consumo también nos disminuye el miedo a la muerte. Mientras somos capaces de consumir estamos vivos... Los cadáveres no consumen... Nos estamos acostumbrando a demonizar la sociedad de consumo por sus aspectos negativos. Pero hacemos mal en perder de vista los muchos positivos, ligados en su mayoría a una pulsión misteriosa y potente: la necesidad del placer (todos los placeres, físicos y espirituales)".

En entrevista con el filósofo Fernando Savater, O`Donnell conversó sobre "el miedo a perder lo que se tiene", desde el punto de vista económico. Entre varias respuestas de elevado análisis, Savater afirma: "Spinoza decía que nadie puede ser realmente dueño, en el sentido fuerte del término, de nada. Hay dos estratos sociales obsesionados con el dinero y con las cosas materiales, son los muy ricos y los muy pobres, porque ambos viven la frustración de su deseo: los unos porque su deseo se les ha disparado y ya nada será bastante, y los otros porque no tienen lo suficiente".

Y, de la inseguridad urbana, no parece resultar casual que O`Donnell eligiera al reconocido periodista y escritor Carlos Monsiváis, quien justamente nació y reside en México DF, una de las ciudades donde ese tema es prioritario.

"El miedo secuestró a la ciudad que conocíamos, y no lleva trazas de devolverla. Y ha creado la ciudad del televisor y el teléfono celular. Uno transita por el teléfono o por la televisión como por una gran avenida, y así pospone el miedo y restringe su andar por el mundo", indica Monsiváis.

Otros de los grandes miedos que sobrevuelan en uruguayos, pero también en otras sociedades, es el de la vejez.

Sobre el mismo, la escritora italiana Dacia Maraini, de 73 años, le expresó al escritor: "Lo que me da miedo de la vejez es perder la independencia. Vivo sola y quiero ser independiente. Puedo moverme, viajar, decidir... Tener necesidad de alguien que me ayudara a hacer las cosas para mí sería terrible. A la muerte no (le temo), porque, como decían los griegos: `Si estás tú, no está la muerte; si está la muerte, no estás tú`".

Legajo de un autor experiente y formado

Mario Pacho O`Donnell nació en Buenos Aires en el año 1941, es casado y padre de cinco hijos.

También es médico, especializado en psiquiatría y psicoanálisis, y tiene varios libros y artículos publicados a propósito de este tema (los miedos).

Su producción historiográfica puede ser considerada dentro del neorrevisionismo, ya que propone iluminar aspectos ocultos o desconocidos de la historia oficial argentina.

Dentro de la serie La historia argentina que no nos contaron publicó: El grito sagrado, El águila guerrera, El Rey Blanco y, recientemente, Los héroes malditos. El autor también ha incursionado en el género biográfico, dentro de cuya producción se destaca: Che, la vida por un mundo mejor, de importante repercusión internacional y base del documental Che, el hombre, el final.

O`Donnell fue secretario de Cultura de Buenos Aires y de la Nación, senador y embajador en Panamá y en Bolivia.

¿A qué le temen los lectores?

"Tengo miedo que le suceda algo a un ser querido. (Adriana, 43, obrera).

"Que le suceda algo a mis seres queridos... Hoy mirar un informativo es peor que una película de terror". (Sergio, 34, empleado público).

"Alguna enfermedad a mis hijos o marido". (Patricia, 34, arquitecta).

"No tener un ingreso mensual para solventar mis gastos y gustos". (Martín, 23, técnico de informática).

"A la inseguridad en la calle y a los accidentes automovilísticos". (María del Rosario, 48, empresaria).

"A los reos que matan por 100 pesos. Mucha inseguridad!!!!! (Eloísa, 57, empleada pública).

"A la soledad, el fracaso, a sufrir, a morir y a que mis seres queridos mueran. A la inseguridad económica. (Save, 29, desempleada).

"La muerte. No por dejar de vivir, me genera mayor miedo no saber lo que viene después". (Gonzalo, 29, estudiante).

"Inseguridad ciudadana". (Alberto, 70, Ciudad de la Costa).

"Ser lastimada en un asalto en la farmacia que trabajo todo el día en Villa Española". (Silvana, 57, Centro.)

"Las deudas y la alimentación. Lo combato tomando pastillas para los nervios". (Lis, 58, desocupada).

"La enfermedad y la muerte". (Graciela, 65, administrativa).

"El desempleo". (Alfredo, 55, hotelero).

"No tener un mañana y tengo tantos sueños por realizar todavía". (Anabel, 49, ama de casa).

"La inseguridad. Es una realidad instalada de la que nadie está libre". (Verónica, 43, profesora).

"No tener trabajo". (Pietro, 34, programador).

"El hecho de pensar en encontrarme con ladrones en mi propia casa o que me informen que uno de los míos perdió la vida en un hecho de violencia me da pavor, y es algo que puede ocurrir en cualquier momento". (Ariel, 31, empleado).

"Llegar a la tercera edad en un país como Uruguay donde si no ahorraste (lo cual es prácticamente imposible para el 80% de la población), seguro te morís de hambre con la jubilación. Vivo pensando en emigrar". (Martín, 31, empleado).

"Al fracaso, a decepcionar a gente que me quiere y espera mucho de mí". (Francisco, 21, estudiante y empleado en comercio exterior.)

Quien no acepta las reglas de juego, pierde

En su libro, O`Donnell hace hablar a otros pensadores a través de entrevistas. Por ejemplo, sobre el miedo al futuro, Pacho O`Donnell dialogó con el sociólogo francés Guy Sorman: "En ningún lugar es fácil encontrar empleo. Requiere un dinamismo constante de la sociedad y un tipo de educación para los jóvenes que les explique que, probablemente, deban cambiar de trabajo siete veces en la vida, que los prepare para ello. Requiere una organización social, una red que ayude a las personas a ir de un trabajo a otro. Estamos en un mercado global con competencia global. Si quieres sobrevivir, mejor que te mantengas dentro de las reglas, aunque puedan no gustarte. Frecuentemente lo explico en economía: la regla no se relaciona con la moral, sino con la eficiencia. La moral es otra cosa. Primero acepta la regla y, luego, podrás buscar una vida más feliz, una sociedad más organizada y más moral. Pero si no juegas con las reglas económicas, estás destinado a perderlo todo".

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio