SEMANA SANTA EN URUGUAY
Una semana con mil caras
Mientras el mundo celebra la resurrección de Jesús, en Uruguay se festejan siete días con actividades bastante disímiles. Historiadores explican esa ramificación.
G.VAZ | M.I.LORENZO
En Uruguay, las fábricas de cerveza tienen que agradecer a Jesús. También los jinetes, los amantes del butiá, los ciclistas, los que gustan de cazar y pescar, los músicos, y hasta el Ministerio de Turismo. No importa si son ateos, que Uruguay sea un país laico, o que en 1919 Batlle y Ordóñez haya rebautizado Semana Santa como Semana de Turismo, decidido a separar definitivamente a la Iglesia del Estado.
Hace 1975 años, un día de un mes que los judíos llaman "nisán", Jesús entró triunfal a Jerusalén, para ser crucificado y muerto a los cinco días, sepultado a los seis, y lograr la resurrección a la semana exacta. Y es eso lo que se conmemora alrededor del mundo cada año: la celebración más importante del cristianismo.
Difícilmente exista otro país tan pequeño donde una semana originalmente religiosa se haya diversificado con tantas actividades paganas como cuesta enumerar. De Turismo, de la Cerveza, Criolla, del Olimar, del Butiá, de la Patria Gaucha; las denominaciones obedecen a infinidad de actividades a las que los uruguayos se vuelcan en estos últimos días de ocio institucionalizado del año.
Pero esos son sólo algunos de los festejos inmersos en la Semana de Turismo uruguaya, Santa para el resto del mundo. También es temporada de caza y pesca, y de aficionados al pedaleo, que siguen la vuelta ciclista.
Entre tanta actividad, ¿queda opacada la celebración religiosa? "Es un desafío poder vivir esta semana cristianamente. No es fácil. Si el Viernes Santo uno quiere acompañar a su maestro en su sentimiento, no es para estar de fiesta. El gran desafío es no dejarse llevar por lo demás, si bien se respeta", dice el sacerdote Roberto Russo, vicario para la liturgia de la Arquidiócesis.
Al parecer, el laicismo uruguayo tiñe todo, y lo transforma. Si bien fue Batlle y Ordóñez el que tomó la bandera de la secularización, el proceso comenzó un poco antes. "El anticlericalismo se da en 1860 y 70 y se expande entre gente ilustrada. Aquí caló muy hondo", dice el historiador José Pedro Barrán. Y agrega: "El proceso de secularización estaba en manos de la juventud universitaria, los anarquistas, los socialistas, y luego el batllismo".
El mismo apunta en Historia de la sensibilidad que el diario La Tribuna Popular de 1886 consignaba que los jóvenes liberales optaban por "los placeres de campo" en Semana Santa.
Pero fue el "Pepe" Batlle, quizá el mayor activista anticlerical, el que dispuso por ley, en 1919, que Semana Santa se llamara "de Turismo", Reyes sería "Día de los Niños", al "Día de la Virgen" se diría "Día de las playas" y hasta Navidad fue rebautizado "Día de la Familia", aunque éste nunca se adoptó.
Tal como lo ve el historiador Leonardo Borges, esta "sana lucha llevó a la creación de una idiosincrasia laica en el uruguayo". Desde el retiro de imágenes religiosas de los hospitales en 1906, hasta la aprobación de la ley del divorcio o la supresión total de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas en 1909, son parte de ese proceso. "Decir Semana de Turismo, en vez de Semana Santa, no es un capricho. Esconde una forma de sentir a la uruguaya", reflexiona Borges.
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